Mandrágora: PASEANDO POR ZONAS VERDES

JARDINES DEL PALAU DE PEDRALBES

La familia Güell regaló la finca de Can Feliu, situada en los extremos de Les Corts, para que sirviera de alojamiento a los reyes durante sus estancias en Barcelona. La prolongación de la avenida Diagonal unía la finca, antes rural, con la ciudad. La casa se acondicionó, añadiéndole dos alas, para adaptarla a un uso más suntuoso: en la actualidad alberga los Museos de las Artes Decorativas y de Cerámica, con importantes colecciones, y se utiliza eventualmente para actos y recepciones oficiales. Rubió y Tudurí fue el encargado de transformar las tierras de cultivo y el jardín existente en un espacio de profunda belleza. Respetó la existencia de un conjunto de cedros muy espectaculares y otros árboles ya centenarios. Ordenó los recorridos para crear rincones íntimos y espacios de recepción.

El eje principal del jardín atraviesa dos plazas de representación, la primera como antesala del pasque y la segunda, abierta delante del palacio. Hay estanques enmarcados por tiestos de terracota. El resto del parque está protagonizado por la arboleda, cortada por caminos amplios, con bancos y, en los bruces, jarrones con sabor italiano. Hay múltiples rincones personalizados, como una pérgola de rosas y enredaderas, una alberca y una amplia pradera de césped donde crece un bellísimo pino piñonero. En 1983 se encontró, escondida entre la espesa vegetación, una fuente de Gaudí, realizada para la residencia de los Güell. En uno de los caminos laterales hay una cruz rumana de madera. La zona boscosa es sombra, frescura, hiedra, arbustos y canto de pájaros.

El muro perimétrico tiene, en los extremos, dos templetes clásicos. A cada lado, por la parte interior, existen antiguas dependencias de servicios y caballerizas, hoy recuperadas.

Los jardines tienen diversas esculturas de Vallmitjana, Àngel Tarrach, Eusebi Arnau, Enric Casanovas, Eulàlia Fàbregas, etc.